Oficina, Castillo
A. Isa Barbier
“Faisceau”
published at 05/02/2020
El trabajo de Isa Barbier se desarrolla principalmente a partir del encuentro, la comprensión y la interpretación de un lugar. A menudo específico, capilla, Château, convento, orilla del mar... (pero también museo o galería más tradicionales), el lugar determina con su singularidad el modo de aparición de la intervención artística.
Isa Barbier trabaja la mayor parte del tiempo in situ, creando instalaciones realizadas con materiales ligeros y animados (plumas, pétalos, espejos...), organizados en formas geométricas, arquitectónicas o dinámicas. Sus obras parecen flotar en el espacio.
A estos elementos en suspensión se les añade la luz, el viento, el aire que, como componentes volátiles, participan en la percepción de la obra, en su condición fluctuante.
La incidencia de los elementos exteriores no es anecdótica, ya que responde tanto a la propuesta artística como a sus propios materiales. De este modo, las obras aéreas y dinámicas de Isa Barbier se redescubren una y otra vez.
Una relación distinta con la obra
«Una instalación de plumas es un objeto imperceptible, incluso para la fotografía, que solo desempeña el papel de una memoria siempre deficiente, parcial y sesgada. Estas esculturas de aire solo muestran una fragilidad aparente. Un lugar adecuado, lejos del tumulto y unos cuidados sencillos y pacientes pueden darles el tiempo de vida que uno esté dispuesto a concederles.
Los hilos se pueden desenredar, las ceras se pueden verificar entre dos dedos y las plumas se pueden sustituir o lavar. Todos estos detalles son tanto un placer como una atadura. Para que esto cese, solo nos queda deshacer la obra. El gran volumen quedará reducido entonces a un puñado de plumas que se depositará en una caja-urna. Más tarde, la obra podrá interpretarse de nuevo, en el mismo lugar, utilizando la «partitura» y las plumas que aguardan. La obra oscila entre la desaparición y la continuidad. Su vida depende de nuestros gestos. Hay que atreverse a tocarla con delicadeza, paciencia y ductilidad para mantenerla viva, pero también aceptar el final de la obra, ya sea por propia decisión o por accidente. Y encontrar en este final la belleza, la libertad. Un nuevo espacio: situarse delante de esta vida suspendida, tan vulnerable y, por ello, tan valiosa, es como estar delante de nuestra vida». Isa Barbier
«Así son sus plumas, todas similares y todas diferentes. Falsos fractales. Como una suma de elementos similares, en la que ninguno es idéntico y todos pueden descomponerse hasta el infinito. Se diría que ve en los rayos del sol la danza de las partículas y que, mediante su observación, actúa como mensajera de esta disposición natural, nacida del azar y la necesidad.
Isa Barbier ofrece un mundo en posible extensión y también en posible eliminación. Este movimiento tan volátil, esta onda que desplaza las líneas, este viento que deforma o rompe el cuerpo de las obras, esta escultura de vacío que no teme a la nada vuelve al espacio entre las cosas más que a las propias cosas. E inscrito, a lo largo de las obras, un pensamiento de la forma en movimiento: tan tenue que, lo que se mueve refuta el espejismo de un estado eterno, indisoluble y suspendido en el cielo de las ideas.
Como un paso en la arena, esta obra ignora fácilmente la estela. Y su ligereza no solo se debe al motivo de la pluma, las hojas, el hilo, sino también a su método, que no utiliza nada que no esté ya: despojos caídos del cielo, reunidos y asociados a un lugar con mucha historia, un Château, una capilla, etc. Nada se le quita al mundo, nada se le añade o, si se le añade, es muy poco, pero todo se ordena de manera diferente. Isa Barbier parece deslizarse por los espacios que domestica sin desgarrarlos». Christine Rodès, junio de 2012
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
Isa BARBIER
FRANCIA
Nacida en Cannes en 1945, Isa Barbier es una artista francesa que vive y trabaja entre Marsella e Italia. Entró en el mundo de las artes decorativas en Niza en 1966, obtuvo una doble titulación en 1971 en la Universidad de Aix-en-Provence, en Historia, por un lado, y en Historia del Arte y Arqueología, por el otro. Esta experiencia le permitió dedicar diez años de su vida al trabajo en excavaciones arqueológicas entre 1970 y 1980, lo cual no le impidió conseguir en 1973, además, un DEUG (Diploma de Estudios Universitarios Generales) en Psicología. A partir de 1980 se dedicó a la escultura y al dibujo. Más tarde realizó un máster en Artes Plásticas en 1993.
Al recolectar los materiales para sus obras, los elementos naturales del suelo, vuelve a los pasos de su infancia, acompañada de su padre botánico en busca de plantas e insectos, ambos apasionados de las ciencias naturales.
En la primera monografía que ediciones LIENART hizo de ella en 2017, Nathalie Ergino distinguió en la artista cuatro tipos de obras: los dibujos sobre papel, los relieves murales, las instalaciones in situ y las microestructuras.