A. Jacques Truphémus
"Paysages", exposición homenaje
Jacques Truphémus, de quien Balthus decía era el pintor francés más importante, falleció en septiembre de 2017. Era un pintor-poeta, considerado como un heredero de Bonnard, que revelaba un mundo, una naturaleza que ya no se sabe ver y de la que era capaz de extraer la profundidad y lo maravilloso.
Poeta de la luz y del color, sus lienzos ofrecen a la mirada imperceptibles y fascinantes vibraciones luminosas. Sus paisajes y sus escenas de naturaleza se presentarán en Chaumont-sur-Loire y nadie mejor que Yves Bonnefoy podría hablar de la luz y del color que están en el corazón de esta obra sensible y cautivadora.
“Preservando una relación de transparencia mutua que puede haber existido entre seres, cosas, grandes aspectos del mundo, y aquel o aquella que lo conserve en su memoria, este recuerdo, el más secreto, tiene como contenido específico una luz. La que produce esta transparencia, clasificación de las relaciones hasta el más profundo de los sentimientos, de los deseos, cuando asciende hacia los lugares, los cuerpos, los rostros. Y esta luz de dentro, este oro del recuerdo, esta transmutación realizada por la única alquimia que tiene razón de ser, existe realmente, e incluso podemos comprobarlo: porque es muy directamente el testimonio de algunos pintores, cuyas figuras están claramente atravesadas por una luz que viene menos del espacio exterior del mundo que no es una elaboración de sus ojos: lo que demuestra que lo han experimentado en un pasado que ha preservado su memoria.” Y. Bonnefoy
“La luz omnipresente es el aspecto más destacado de la pintura de Truphémus. Luz sin punto de origen, sin preocupación de sombras proyectadas, sin ejercicio de los poderes que serían los suyos en el espacio, sin horas ni estaciones, pero que, de su interior, parece emanar de toda cosa y de todo ser.” Y. Bonnefoy
“Otro es el color en Truphémus, porque disfruta de la transmutación que acabo de intentar expresar. […] Ligero es el color en muchos de los lienzos de Truphémus, claro como una voz puede ser clara: ha sido liberado.”
“Más que de armonía en los colores que combina Truphémus, me gustaría hablar su amistad, del reconocimiento amistoso de cada uno por cada otro, de su ayuda mutua en la preservación de la plenitud en el ser en el mundo, sobre el que algunas veces pesan las preocupaciones, en resumen, una connivencia que su allegado, el pintor, sabe hacer aumentar en ellas, sin agredirlas.”
“Estos árboles, esta hierba, esta montaña azul que se erige detrás del árbol y el prado cuando el pintor abre por la mañana una ventana de su casa, ¿qué le dicen?, en efecto,
¿qué confirman? Que en todas partes bajo esta luz en horas cerrada sobre sí misma, pero que también tiene amaneceres, noches, como para dejar la palabra al vivir, al florecer, en el movimiento de las abejas, sí, que en todas partes aquí o allá, ayer o mañana, la vida muere pero también se reanuda con una evidencia que no excluye de su campo a este pintor que permaneció solo.”
“La pintura de Jacques Truphémus atestigua la primacía del afecto que se apega a los seres sobre la materia que parece traicionarles. Devuelve a un gran arte amenazado –pintura y poesía en una misma mirada, un mismo soplo– la exigencia que en realidad es la garantía de su futuro.”