Entre 1498 y 1511, Carlos II de Chaumont-Amboise construye el ala Este del Castillo en cuyo extremo se encuentra la capilla, realizada en la misma época, en el reinado de Luis XII.
El edificio tiene un pequeño transepto y un ábside dividido en tres paños, orientado hacia el Norte. Tres grandes ventanas, de arco apuntado, iluminan el interior del ábside y otras dos, más pequeñas, se abren en un paño interrumpido por los brazos del transepto. Bajo estas ventanas se sitúa un friso formado por una serie de arcos dentados, muy similar al de la capilla de San Huberto del castillo de Amboise. A ambos lados de la nave podrá ver varias columnas torsas decoradas con arabescos coronados con vieiras.
Las misas en la época de los Broglie
Gabriel-Louis Pringué, escritor y amigo íntimo de la familia de Broglie, reside asiduamente en Chaumont. En su obra Trente ans de dîners en ville (Treinta años de cenas en la ciudad) escribe: “Cada domingo, hacia las doce y cuarto, desde su cama, la princesa de Broglie hablaba por teléfono hasta las doce y media, el capellán podía subir al altar. Nosotros escuchábamos la misa en la capilla. Ella, sola, desde la tribuna de la estancia de Catalina de Médicis. A las doce y media el sacerdote comenzaba la misa, echando de vez en cuando una mirada afligida hacia la tribuna vacía. Al llegar al Evangelio, y ver que la tribuna seguía vacía, el cura pronunciaba lentamente las santas oraciones. A veces duraban media hora. Entonces, de golpe, se oía el paso trepidante de unos tacones altos golpeando las baldosas del histórico aposento. Un sirviente en librea subía el tapiz de la tribuna y la princesa, todavía sin peinar, en camisón, arropada con su abrigo de cibelina, le tendía su pekinés favorito a cambio de su libro de horas. Se ponía sus lentes y anunciaba tosiendo su presencia. El sacerdote se despertaba, de un salto, al oírla rezar, entornando los ojos hacia la tribuna real. La misa podía continuar. Un día, el conde de Obidos, gran señor portugués, asiduo de Chaumont, le dice: Princesa es usted la única que osa hacer esperar a Dios.”
Las vidrieras
La realización de las vidrieras de la capilla es fruto de una triple colaboración. El arquitecto de los Broglie, Paul-Ernest Sanson estudia los orígenes y la historia del Castillo en una obra manuscrita titulada Les seigneurs de Chaumont-sur-Loire, notices historiques (Los señores de Chaumont-sur-Loire, reseñas históricas). Poco tiempo después, en marzo de 1884, el maestro vidriero Georges Bardon realiza la composición y la realización de vidrieras según las reseñas del arquitecto. El pintor de historia Jean-Paul Laurens realiza los cartones para Georges Bardon con el consentimiento de los príncipes y el asentimiento del arquitecto. La cooperación de los tres artistas permite la instalación de cinco vidrieras en julio de 1888.
Este conjunto relata episodios de la vida de la familia Chaumont-Amboise:
> la vidriera central representa un episodio del Juicio Final en el que intervienen varios personajes relevantes de la historia de Chaumont, como el cardenal Jorge de Amboise, vestido de rojo.
> la pequeña vidriera, a su derecha, representa al cardenal de Amboise, hermano de Carlos I y tío de Carlos II. Detrás de él se sitúa San Jorge, su patrón y, en la parte inferior, el escudo del cardenal.
> la pequeña vidriera, a su izquierda, rinde homenaje a Luis XII. Detrás del rey figura San Luis, su santo patrón, y, debajo, el escudo de su majestad.