COMPOSICIÓN DEL JURADO DE 2018

Heredero de la Nueva novela por su riguroso trabajo sobre la lengua y las posibilidades del relato, Jean Echenoz se desmarca por los aspectos irónicos y lúdicos de sus novelas pobladas de personajes cansados, fluctuantes y ridículos, puestos en situaciones asombrosas o incongruentes. Su estilo mezcla influencias y citas muy diversas, de Laurence Sterne (escritor británico, 1713-1768) o Diderot (1713-1784) a las novelas de espionaje. También se inspira en gran medida en el imaginario cinematográfico e integra la banda de sonora del jazz con sus variaciones, síncopas y disonancias.

Es un hombre que, según dice, cuando no escribe ni lee, le gusta caminar por las ciudades y observar el espectáculo de la calle. En cada página de sus obras, mil y un detalles y precisiones de todo tipo, algunas veces útiles para el progreso de la historia, más a menudo francamente digresivos, elaboran poco a poco de nuestra época, de nuestros paisajes urbanos o rurales, costumbres cotidianas del individuo contemporáneo, un cuadro extraordinario y cómico.

Para Echenoz, los lugares son personajes como motores de ficción, posibilidades, los sujetos y objetos del relato. Y siempre que va a casa de sus amigos, planta árboles en sus parques y jardines “porque prevé las cosas a muy largo plazo: reforesta y cualquier ocasión le parece buena”. Para él, se trata de “plantar árboles cuyos troncos servirán para construir la futura flota real. De estas bellotas que entierra, nacerán los mástiles, los cascos, los puentes y entrepuentes…”