Olga Kisseleva

Las obras de Olga Kisseleva no solo están destinadas a ser contempladas, también buscan ajustar el lugar que ocupa el ser humano en su entorno. En 2012, un árbol introduciría a la artista en el mundo del bioarte, esa parte del arte dedicada a los seres vivos. Olga Kisseleva decidió rendir homenaje al olmo de Biscarrosse, afectado por grafiosis, pero no con la construcción de un monumento en su memoria, sino ofreciéndole una descendencia gracias a la colaboración de varios laboratorios. El proyecto Biopresence marcó el inicio de un trabajo a largo plazo, que llevaría a la artista de Kazajstán a Australia, pasando por Brasil, Japón o incluso, Israel.

El proyecto de un árbol es hoy el de muchos otros: EDEN (Ethics and Durability for an Ecology of Nature / Ética y sostenibilidad para una ecología de la naturaleza). Cada proyecto desencadena simultáneamente un análisis de los datos recogidos y un estudio del entorno biológico, histórico, sociológico y cultural de los árboles estudiados. Olga Kisseleva los considera seres vivos como el ser humano, capaces de registrar eventos en su memoria, comunicarse entre ellos, ayudarse a resolver problemas, etc. Sus obras revelan la vida oculta en el corazón de los árboles, guiando por caminos transitados por figuras como Buda o Baba Yaga, y dejando al visitante sin palabras, ya sea frente a los abedules de Auschwitz o los álamos de Babi Yar.

En el Dominio de Chaumont-sur-Loire, Armille permite admirar el lenguaje de los árboles. Esta obra, como una extraña y misteriosa joya, abraza uno de los árboles emblemáticos del parque histórico. Un magnífico regalo para conmemorar los 140 años de este último.

Olga Kisseleva nació en 1965 en San Petersburgo. Se graduó en 1988 en el Instituto de Arte Industrial Vera Mukhina, continuó sus estudios de arte en el Musée de l’Ermitage, y de física en la Universidad Estatal de Leningrado. A principios de la década de 1990, se trasladó a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de California (Berkeley) y en la Universidad de Columbia (Nueva York). En 1996, defendió en San Petersburgo su tesis doctoral titulada Le Cyberart, comme outil de dialogue avec le spectateur. Tras recibir una beca Fulbright en el año 2000, se unió a un equipo de creadores que trabajaban en el desarrollo de tecnologías digitales en Estados Unidos y, luego, fue invitada a la Sorbona, donde enseñó durante 20 años.

Como artista de renombre internacional, Olga Kisseleva desempeña un papel pionero en la investigación y reflexión sobre las formas emergentes de creación.

Olga Kisseleva está representada por las galerías [dip] contemporary art (Lugano), Alexandra de Viveiros (París), BAG (Burdeos), Elga Wimmer (Nueva York) y Artwin (Moscú).