I. Stéphane Guiran
"Le chant des ormes"
«Los olmos existieron más de sesenta millones de años antes de conocer al hombre. En unos pocos siglos, el hombre hizo del olmo su fiel compañero. Un íntimo, un guardián. Le confió las plazas de sus pueblos, los convirtió en el rostro de sus bulevares, la piel de sus caminos y el orgullo de sus parques. El olmo lo siguió hasta en sus heridas y sus desgarros. Él era la voz de la justicia, la corteza que sana, el lugar que apacigua. El hombre y el olmo estaban tan unidos que, a principios del siglo XX, cuando los hombres tropezaron, los olmos enfermaron. Diagnosticada en 1919, la primera epidemia de grafiosis mató a millones de olmos, mientras que la Primera Guerra Mundial y la gripe española también acabaron con la vida de millones de personas.
En los últimos años, esta canción ha inspirado nuevas esperanzas. Una trascendencia, que va más allá de la memoria. Nos habla del mañana. Del sueño de un hombre que crece. De un hombre más consciente, que escucha la vida. Capaz de reparar lo vivo, de convertirse en guardián de la armonía de un planeta en lugar de soñar con huir hacia constelaciones improbables.
A “capella”, en el silencio de nuestra carne, el canto de la Savia del Mundo.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
Stéphane Guiran nació en 1968 en Francia, en el Var. En la actualidad, vive y trabaja en Eygalières (Bouches du Rhône). Diplomado por la ESSEC en 1991, cambió de vida en 2001 y se dedicó a la escultura. Hasta el 2011, realizó principalmente obras a partir de líneas de acero. Durante este período, su trabajo refinado y a menudo inspirado en la caligrafía y los haikus japoneses buscaba vincular la escritura y la escultura.
En el 2012 se unió a la Galerie Alice Pauli en Lausana, con una primera exposición personal. Desde entonces, explora otros medios. La fotografía, el dibujo y, sobre todo, el vidrio, el cristal y los cristales, que rápidamente desempeñaron un papel preponderante en su obra. Estos materiales lo guiaron a formas más orgánicas, inspiradas en gran parte por su vínculo íntimo con la naturaleza. Guiran ha trabajado el cristal bajo diferentes expresiones, en particular, como material reciclado a través de su trabajo sobre el vidrio pulverizado (restos de la industria del cristal).
Desde 2016, las obras de Stéphane Guiran exploran el espacio más allá de los límites tradicionales de la escultura. El artista las utiliza para incitar al público a participar en la obra, sintiéndola a través de su carácter poético e inmersivo. Sus instalaciones hacen resonar los materiales, el sonido, la imagen, la luz y la escritura en una búsqueda libre en torno a la interioridad, al lugar del hombre dentro de los seres vivos, al reciclaje y a la transformación de los residuos.
En el 2017, creó para el Picadero de las Caballerizas del Dominio de Chaumont-sur-Loire Le nid des murmures.
En el 2018, la Galerie Alice Pauli le dedicó una segunda exposición personal, donde presentó la serie Les Jardins Rêvés, en la que transforma los residuos de la industria del cristal, haciéndolos interactuar con los cristales creados por la naturaleza. También expuso una de las obras de esta serie en la Fondation Fernet Branca.
En 2019 participó en la Bienal de Tsukuba, en Japón, donde presentó por primera vez Le rêve des neiges éternelles, una serie de esculturas sobre la fragilidad y lo efímero de los seres vivos frente a las elecciones del ser humano. También escribió una ficción poética, que sirve de telón de fondo para la exposición personal Les mers rêvent encore, organizada en el 2020 por el centro de arte Campredon, en Isle-sur-la-Sorgue. Esta exposición estaba concebida como una obra total e inmersiva, en la que los visitantes atraviesan las escenas de la ficción poética como esas instalaciones que se conducen hacia sí mismas.
En el 2021, Guiran participó en la Bienal de Saint-Paul-de-Vence y escribió una novela, en la que describe el vínculo entre los hombres y los olmos. Este texto le inspira nuevas creaciones en torno al olmo y a su memoria, con instalaciones, impresiones en cerámica, investigación sobre la luz olvidada y la renovación mediante el trabajo sobre las fibras ópticas.