17. Jardin Kintsugi
Pansons (pensons ?) nos blessures
En un momento en el que el cambio climático es cada vez más preocupante, se están produciendo muchos desequilibrios en todas las regiones del planeta. La sobriedad -ya sea energética, económica, alimentaria o tecnológica- se defiende en debates de gran trascendencia. Más que nunca, surge la cuestión de la capacidad del mundo vivo (animal y vegetal) para recuperarse y prosperar después de un desastre natural (terremoto, inundación, tormenta, etc.) o antropogénico (artificialización del suelo, contaminación masiva, accidente nuclear, etc.). En este mundo cada vez más frágil, donde el ser humano debe aprender de sus errores, el arte del kintsugi cobra todo su sentido. Este arte ancestral japonés consiste en reparar un objeto roto resaltando sus cicatrices con polvo de oro. Muestra que, con el tiempo y con determinación, una herida puede repararse. Conserva la huella al mismo tiempo que la embellece.
El jardín da testimonio aquí de un evento traumático anterior, perceptible por sus cicatrices de piedras calizas. Sus heridas, fallas doradas por sedums amarillos, fragmentan el espacio. Un juego de miradas, perspectivas, transparencias y topografía orienta el recorrido entre los macizos y un curso de agua. Un lugar de renovación y equilibrio, este jardín es al mismo tiempo sobrio, estético y alimentario. Las plantas consiguen reparar las heridas del suelo.
DISEÑADORES
Pierre-Henri Blandineau Richard nació en un pequeño pueblo en el corazón del Parque Natural Regional del Marais Poitevin, es nieto de agricultores, y ha vivido desde su infancia cerca de la naturaleza. Su abuelo le enseñó a amar la tierra y su abuela le transmitió la afición por las flores. Esta pasión se manifestó muy temprano, ya que apenas participaba en los juegos infantiles, pero se interesaba por todas las herramientas que le permitían trabajar su huerta, como su primer motocultor a los 10 años. Colaboró en la creación de una huerta en su colegio e hizo prácticas con paisajistas desde la educación secundaria. En el instituto, decidió estudiar ciencias, con objeto de cursar estudios superiores relacionados con su pasión. Una vez finalizado su bachillerato en 2017, 2 años después, obtuvo un Título de Técnico Superior en Planificación Paisajística durante el cual fue seleccionado para el diseño del jardín de la Prefectura de La Rochelle y participó en el concurso nacional de reconocimiento de plantas. Busca constantemente plantas poco conocidas, para desarrollarlas en las antiguas tierras de sus abuelos, de las que se hace cargo poco a poco, y que cultiva paralelamente para la alimentación de su yegua con la que practica la equitación en competición. Esto le llevó a continuar sus estudios para ingresar por concurso en el Institut Agro Angers, anteriormente Institut National d’Horticulture, donde se especializó en la rama hortícola. Para el último año, decidió integrar una asignatura opcional para desarrollar los productos y las producciones de la horticultura, que debería finalizar en 2023. Este título de ingeniería le permitirá seguir una trayectoria profesional en el sector ornamental. A más largo plazo, cuando haya adquirido experiencia, le gustaría transmitir este aprendizaje y la pasión por las flores a través de la enseñanza.
Sarah Brégeon nació en Alto Marne, pero sólo permaneció allí durante 5 años. Creció en Isère, en el valle de Grésivaudan. Rodeada de macizos montañosos, pudo descubrir los paisajes, la vegetación, el clima y los retos relacionados con este entorno tan especial. Después, otro traslado a Charente Marítimo y los estudios le permitieron descubrir otros territorios durante unos meses o varios años. La vegetación siempre la acompañó en estos cambios, ya sea a través del el jardín, el bosque, los cultivos, las praderas y muchos otros espacios. Sus mudanzas no le impidieron regresar al lugar donde vivió. Las vacaciones de su infancia divirtiéndose en el jardín de sus abuelos en Mosa o la presencia de sus amigos en Isère le permiten mantener este vínculo y observar los cambios con el paso del tiempo, ya sea en términos de planificación, gestión o incluso a través del cambio climático. En este contexto, una cosa llevó a la otra y se acercó al mundo vegetal y, más concretamente, al paisaje. Esta evolución de los medios que pudo observar le despertó el deseo de trabajar sobre estas nociones sistémicas que afectan a todos los seres vivos. Sus objetivos para el futuro son acompañar a las comunidades en los retos de biodiversidad, naturalidad y habitabilidad de los territorios a través del paisaje. Para alcanzarlos, cuenta con su Título de Técnico Superior Agrícola Agronomía Producciones Vegetales y, más recientemente, con su plan de estudios en la escuela de ingeniería del paisaje en el Institut Agro Angers (anteriormente Institut National d’Horticulture) en el que debería graduarse en 2023.
Loïse Guiberteau actualmente es estudiante de último año de ingeniería del paisaje en el Institut Agro Angers. Después de finalizar su bachillerato científico, se orientó hacia estudios de medicina. Pero, al término del primer año, comprendió que ese camino no correspondía a sus expectativas. Después de un trabajo de reflexión, determinó que los dos elementos por los que sentía cierta pasión eran el dibujo y las plantas, que marcaron su infancia. Desde pequeña mostró predisposición por el dibujo. Fascinada por la belleza de los paisajes, trató de representarlos en papel. Esta curiosidad por el mundo vegetal y este interés por el jardín le fueron transmitidos por su padre, que estaba muy unido a la naturaleza. De niña era bastante temeraria y no dudaba en trepar a los árboles y jugar en su cabaña de madera. Impulsada por este pronunciado amor por la naturaleza, se orientó hacia a un Título de Técnico Superior de Planificación Paisajística (formación que siguió a distancia en la ESA de Angers) y continuó sus estudios para convertirse en ingeniera. Ante el reto ecológico y preocupada por mejorar las condiciones de vida, desea diseñar espacios vegetalizados teniendo como principal objetivo crear lugares que contribuyan al bienestar de los usuarios. En un mundo donde los estilos de vida generan estrés e incertidumbre y ante los cambios de la sociedad, se pregunta cómo curar estos males a través del diseño de jardines que ofrezcan lugares de paz, descanso y relajación que permitan a las personas revitalizarse. Con sus conocimientos de botánica y su creatividad, desea situar sus competencias como paisajista en el centro de sus reflexiones, para contribuir a mejorar su estado de salud.
Ewen Le Thomas nació en Compiègne, en el norte de Francia. Muy pronto se trasladó a Guidel, en Bretaña, a orillas del mar, lugar donde siguen viviendo sus padres. Bretaña es un territorio que puede ofrecer innumerables paisajes en unos pocos pasos, y es así como, naturalmente, creció entre la tierra y el mar. Estos fueron sus terrenos de juego y de descubrimiento y, después, sus terrenos deportivos. Actualmente, la metamorfosis de estos espacios, con la urbanización de la costa, por ejemplo, le ha hecho tomar conciencia de los retos y de la fragilidad de estos territorios. Este interés también procede de sus padres y de su educación. Hace 10 años, compraron un terreno de 7.000 m² en el que construyeron su casa, pero no la transformaron completamente. Una primera parte se ha convertido en jardín y el resto sigue perteneciendo al bosque y a sus ocupantes. La creación del jardín, la restauración y el mantenimiento son actividades formativas recompensadas por la aparición de animales salvajes alrededor de la casa y el desarrollo progresivo de la vegetación. Este entorno le proporcionó una educación autónoma y un respeto por los seres vivos que nos rodean. También era un lugar que le permitía expresar su creatividad a través del dibujo, el trabajo de la madera, el modelismo y la pintura de figuritas. Al término de su Bachillerato científico, decidió ingresar en la École Agrocampus Ouest (actualmente Institut Agro) de Angers. A través de estos años de formación, ha conseguido dar un sentido a la palabra paisaje, y desea convertirlo en su profesión. Al finalizar este último año de formación, también trata de innovar, centrándose en el hábitat, el jardín y la capacidad de fusionar el conjunto para recrear un único elemento paisajístico.
Armand Pinot, originario de Mayenne, hijo de profesores de escuelas profesionales técnicas, nieto de agricultores y último de tres hermanos, creció en un pueblo muy rural de 550 habitantes donde, desde niño, las actividades manuales fueron uno de sus pasatiempos favoritos. Siempre le gustó asumir retos, más o menos importantes. Por ejemplo, cabe mencionar su participación en el 4L Trophy 2020 con su mejor amigo donde, en pocos meses, consiguieron reunir 9.000 €, comprar un coche y prepararlo, realizar ventas de financiación, buscar socios materiales y financieros, etc. Trabajar en el ámbito del paisajismo también fue uno de sus objetivos personales. Desde la secundaria, este campo siempre ha sido significativo para él. También realizó sus prácticas escolares en este ámbito, que siempre le fascinó. Después de finalizar un bachillerato tecnológico en una escuela agrícola, se orientó hacia un Título de Técnico Superior en Planificación Paisajística, que le enseño mucho sobre las técnicas del paisaje. Luego, ingresó en Agrocampus Ouest (actualmente Institut Agro) en Angers para preparar un título de ingeniero del paisaje, alternando sus estudios con un trabajo en una empresa de diseño y creación de paisajes. Su próximo objetivo es graduarse y, después, diseñar y crear jardines paisajistas para particulares.