12. Le Bois Sacré
En el corazón del bosque, un árbol caído perturba el orden establecido. Sin embargo, su caída tan solo es una etapa de la larga vida de los especímenes que habitan los bosques, un evento local y solitario, un ruido sordo en medio de sus congéneres. La vida prosigue. Pájaros carpinteros, saprófagos, xilófagos, bacterias y hongos se suceden y atacan la corteza y el duramen, horadan, excavan, degradan y digieren. Este hervidero de vida redistribuye lentamente la energía del árbol caído por el suelo y su entorno cercano. En el claro abierto por el incidente, las semillas olvidadas bajo el humus durante mucho tiempo, despiertan y crecen, llenando el espacio y luchando por alcanzar los rayos del sol. Rodeado por una galería de vigas de madera maciza, el claro aparece como un claustro vegetal que sacraliza el árbol caído. El árbol aislado, providencial y espectacular, nos remite al bosque que lo rodea. Porque, más allá de la galería, se desarrolla una linde forestal espesa y protectora. Este bosque establecido, estable e íntimo, es el del tiempo largo y nos recuerda que hemos cohabitado durante mucho tiempo con los bosques, que les hemos temido y venerado. También nos recuerda que ellos nos alimentan, nos calientan, nos protegen y nos ven crecer y morir. También nos hacen soñar... Le Bois Sacré es un paréntesis, una invitación a la pausa, a la contemplación, al descubrimiento y al asombro. La muerte de un árbol no puede ocultar la vida del bosque, ¡todo lo contrario!
DISEÑADOR
Philippe Allignet es jardinero, arquitecto paisajista y profesor. Trabaja en Holanda, Bélgica y Francia, fascinado por el arte de los jardines y el gran paisaje. Después de obtener un grado superior en adecuación paisajista, estudió en la Escuela de la Naturaleza y del Paisaje de Blois y, posteriormente, en la Academia de Arquitectura de Ámsterdam, donde actualmente enseña. Su breve paso por el Atelier Jacqueline Osty & associés le dio la oportunidad de desarrollar su fascinación por el diseño de espacios públicos y la imagen de la naturaleza. Posteriormente trabajó en H+N+S+ Landschapsarchitecten y OKRA (Países Bajos). En 2020 fundó su taller LLA, donde cristaliza sus pasiones: por un lado, el gran territorio que cuestiona nuestros paisajes, las tensiones que reinan entre los procesos naturales y ecológicos y los usos del hombre y de nuestras sociedades para delinear los paisajes del mañana, y por otro, la pequeña escala que cultiva los espacios comunes de nuestras ciudades y campos, los patios y los jardines. Al multiplicar los intercambios de ideas y prácticas entre estas dos escalas, le gusta jugar con las dimensiones artísticas, ecológicas y sociales para dar forma a espacios estéticos, ricos y diversos. Todos ellos son portadores de un mensaje, sutil y manifiesto, sobre la evolución de nuestras prácticas y nuestra forma de mirar la Naturaleza.