04bis. Spiralis
En este jardín, organizado en torno al número áureo de Fibonacci, el bosque representa la fuente de la vida. La artista nos invita a reflexionar sobre la importancia de la naturaleza en la que vivimos y que hemos transformado. El bosque, que surge de forma espontánea, ha sido gradualmente domesticado por el hombre hasta convertirse en un jardín, un espacio que ofrece recursos, bienestar y belleza, fundamental para nuestra supervivencia. En este contexto, se presentan soluciones para reparar y mejorar nuestro entorno de vida, como el reciclaje, la autosuficiencia y la autorregulación. Unas soluciones que encuentran su lugar en el invernadero ubicado al fondo del jardín, en el estanque y en las representaciones de la pequeña fauna, como las mariposas y los erizos metálicos. Cada uno de los elementos que componen nuestros jardines está aquí representado y resalta el ciclo eterno de la vida, la evolución, la fertilidad, el movimiento, el reinicio, la regeneración y la iniciación. Solo hay que seguir el recorrido en espiral para entender que está bordeado de plantas valiosas y técnicas que valen su peso en oro, tanto para el presente como para el futuro.
DISEÑADOR
Maëlle Delassus es paisajista y diseñadora de jardines diplomada por el Groupe Antoine-de-Saint-Exupéry, en Rennes. Su pasión por el dibujo la condujo al mundo del paisajismo. Con 16 años, descubrió por primera vez los paisajes alpinos, que dibujó y le permitió ser consciente de la influencia positiva del paisaje. Así, comenzó una formación de paisajismo y consiguió el bachillerato, el diploma de técnico superior y la licenciatura de «Paisajismo y urbanismo». A los 24 años, dio el salto al otro lado de la clase y se convirtió en profesora de paisajismo para aprendices en CAP y BP de Paisajismo. La experiencia, que completaría su enriquecimiento profesional y personal, le abrió las puertas del autoempleo. En paralelo, fundó su empresa, un estudio de diseño con el nombre de Pen'spectiv al servicio de particulares y profesionales. Se presentó como candidata al Festival, en primer lugar, para cumplir un sueño de estudiante, pero también para dar a conocer su determinación en el ámbito del paisajismo, muy marcado por la masculinidad cuando ella empezó. Las montañas, que representaban los primeros pasos en su camino hacia el paisajismo, eran de hecho la representación perfecta de su trayectoria: «Ser mujer en un entorno masculino consiste en luchar y demostrar constantemente que se puede lograr lo que una se propone. A lo largo de mi vida profesional, he encadenado el rechazo de las empresas de paisajismo. Lo intentaba año tras año, no lo conseguía y sumaba comentarios sexistas diciéndome que me equivocaba de camino. Tener la oportunidad de participar en el concurso es una gran revancha frente a la injusticia de la desigualdad de género que está demasiado presente en cualquier ámbito, pero también es demostrar que los equipos mixtos trabajan mejor juntos. Pero ante todo, es el mejor de los logros personales. La confianza en una misma y la determinación son más importantes que todo lo demás. Quiero aprovechar este logro para decirle a quien se identifique con mi trayectoria y se enfrente a cualquier problema, que será recompensada por su voluntad de triunfar».