A través de sus obras e impulsada por las nociones de identidades, hábitats y medio ambiente, Catherine Cocherel cuestiona nuestra relación con la naturaleza. En su jardín, juega con las nociones de dimensión, la poesía del tiempo y de lo vivo y escenifica esculturas vegetales inmersivas a escala humana. Caminamos sobre una semilla gigante en el centro de un jardín natural. Como plántulas, los Nidos, esculturas esféricas, microcosmos de nuestro planeta madre a escala 1:10.000.000, destacan el concepto de la finitud ecológica y se nos presentan como planetas para soñar, habitar y proteger. A la vez marcos incomparables de la naturaleza y refugios, los Nidos hacen referencia a un hábitat animal. Para el ser humano, un Nido es la posibilidad de ofrecerle una conciencia más amplia, animal, de la que dependemos. Son espacios íntimos, burbujas de meditación. Mediante un minucioso trabajo de bordados vegetales y fibras naturales, los Nidos presentan adornos gráficos y coloridos que confieren a cada uno una identidad y una estética propias. Adornos vegetales que se revelan y se transforman a lo largo de las estaciones y los años, con emergencias florales y follajes coloridos, en consonancia con el jardín que los alberga, o es la semilla, ¿quién sabe? Fruto de diferentes conocimientos, los Nidos vuelven a poner las técnicas de cultivo hidropónico al servicio de una naturaleza generosa, bella y esencial. Ofrecen una experiencia sensible, lúdica y poética en una cercanía y una relación de alteridad con el mundo vegetal para sentir sus beneficios y sembrar las semillas de acciones positivas a diferentes escalas.
DISEÑADOR
Catherine COCHEREL
FRANCIA
Originaria de Bretaña, Catherine Cocherel se graduó en artes plásticas con una especialización en arte ambiental en Quebec, donde experimentó con grandes espacios. Instalada en Marsella entre la tierra y el mar, tiene su taller en la Cité des Arts de la Rue como artista asociada residente de Lézarap'art.
Desarrolla un enfoque artístico único que extrae su riqueza del arte ambiental, el land art, el arte ecológico y la performance. Su trabajo está animado por las nociones de identidades, de hábitat, cuestionando nuestra relación con la naturaleza y sobre nuestra propia naturaleza.
Sus creaciones comenzaron en forma de instalaciones performances y se transformaron gradualmente en esculturas más permanentes para que el público no fuera sólo un espectador, que la naturaleza no fuera sólo una imagen sino una aliada que contribuye al bienestar y para tomar conciencia de nuestro vínculo indeleble con ella.
Así, Catherine explora nuevas vías técnicas, se inicia en las artes del metal y de la horticultura, y desarrolla sus primeras experimentaciones durante sus residencias de artista y en sus talleres. Crea esculturas de metal, dotadas de un sistema de riego integrado para después vestirlas con un minucioso trabajo de bordado vegetal y escenificar la belleza e importancia de la naturaleza.
La vida en la ciudad refuerza su atracción por las plantas para que sigan formando parte de su vida cotidiana hasta hacer su Nido. Hace vivir experiencias únicas, inmersivas e íntimas, permitiéndonos adentrarnos en sus Nidos.
Sus residencias de artista, proyectos de inserción y workshops cultivan los encuentros, el intercambio de prácticas y de cuestionamientos.
Extrae la alegría de los sentidos, la celebración de la vida y el despertar de una conciencia ecológica local y planetaria que hace sensible, inmediata.