12. Regarder, voir
Cambiar de visión, ser creativo y generar vínculos son otros tantos factores de resiliencia. Un jardín resiliente es ante todo una creación basada en la observación, la comprensión de las dinámicas ecológicas y el gesto necesario y adecuado. El ser humano se sitúa en el centro de este jardín como observador. Se convierte en el aprendiz y deja de ser el actor que afecta excesivamente a su entorno. Desde un refugio de observación central, se le invita a volver a ver su jardín con una mirada curiosa por los seres vivos, la fauna y la flora, sus infinitas enseñanzas. Independientemente del tamaño de su parcela, el jardinero tiene ahora la misión de invitar a la mayor diversidad posible. Como creador de hábitats, aprende a dejar que la naturaleza siga su curso, a dejar vivir, a intervenir sólo para servir a la vida, consciente de que nada se opone, sino que todo se completa.
La ligera arquitectura del refugio de observación, entre casa de té japonesa y observatorio ornitológico, acompaña esta intención. La estructura se abre a seis cuadros: un macizo de plantas medicinales, un claro, setos arbolados, un jardín de gremios (que asocia varias plantas según el principio del gremio de obreros), un cuadro melífero apreciado por los insectos y una charca, refugio esencial para la biodiversidad. La paleta vegetal es simbiótica: la estrecha asociación de diferentes plantas les resulta mutuamente beneficiosa, incluso esencial para sobrevivir. Imitando la organización de su medio ecológico original, da protagonismo a las plantas silvestres autóctonas, que son la base de la biodiversidad en nuestros ecosistemas y tienen de forma natural las capacidades de adaptación necesarias.
DISEÑADORES
Emmanuelle Capitain y Magali Bertron se conocieron en la École du Breuil. Su sensibilidad común y sus cualidades complementarias les llevaron naturalmente a trabajar juntos en proyectos seleccionados.
Emmanuelle Capitain es ingeniera geotécnica y de ingeniería civil, graduada en 2008. Comenzó su trayectoria profesional en el sector de la construcción con un proyecto de fin de carrera sobre la rehabilitación de edificios antiguos. Primero trabajó en una oficina de control técnico de la construcción y después en la dirección de obra; se encargaba del diseño y del seguimiento de la realización de importantes proyectos privados y públicos en Île-de-France. Aunque son esenciales para la calidad de vida de los usuarios y los habitantes, comprobó que los espacios al aire libre suelen ser los más desfavorecidos de los proyectos de construcción. Sensible a los retos medioambientales actuales, enamorada de los seres vivos y con el deseo de crear lugares de convivencia cualitativos, comenzó una reconversión. Formada a través del plan de estudios de paisajismo Ifsa & Nature y los cursos de diseño de paisajes de la École du Breuil en París, en la primavera de 2022 fundó MI-DORI. La misión que se ha fijado es crear jardines que apoyen la vida en todas sus formas y guiar a sus clientes hacia una gestión inteligente y sensible. Entre los primeros proyectos, cabe destacar el diseño del jardín de demostración del vivero Pariciflore en Seine-Saint-Denis, que permite destacar la diversidad de la flora silvestre de la cuenca parisina.
Magali Bertron estudió artes aplicadas en la École Estienne, arquitectura de interiores en la École Nationale Supérieure des Arts Appliqués et des Métiers d’Art (ENSAAMA) Olivier de Serres y, después, diseño textil en la École des Arts Décoratifs de París. Este itinerario de estudios artísticos le permite desarrollar un saber hacer creativo multidisciplinar y complementario que combina el trabajo del espacio con el dominio de los colores, los materiales y la expresión gráfica. Al término de este plan de estudios, se unió a los equipos de una importante agencia de tendencias parisina. Un lugar de intercambios, investigaciones e innovaciones creativas que le permitió ampliar aún más el espectro de sus conocimientos en el campo de las artes y del diseño. Poco a poco se especializó en el trabajo del color. Una práctica que apreciaba ante todo por su dimensión artística y sensible, pero también porque le ofrecía un campo de aplicación muy amplio. Así, como trend-forecaster y colorista free-lance, realizó misiones de asesoramiento para actores de la industria textil, la decoración, la cosmética y la marroquinería de lujo. En 2020, sintió la necesidad de orientar su actividad hacia un campo más relacionado con la naturaleza y la ecología: crear con la ayuda de los seres vivos, resaltar la belleza salvaje y refinada del mundo vegetal preservando al mismo tiempo el frágil equilibrio de la biodiversidad es una evidencia. Así pues, se formó en el arte del paisajismo en la École du Breuil siguiendo cursos de diseño paisajístico y después cursó un Bachillerato profesional de Planificación Paisajística. En la actualidad, esta pluralidad de competencias le permite poner su creatividad al servicio de diferentes proyectos de diseño, escenografía y paisajismo que tienen como hilos conductores fundamentales la sutileza de los colores, la búsqueda de armonía y el respeto del medio ambiente.