18. les fleurs prennent le pouvoir
El jardín “Les fleurs prennent le pouvoir” cuestiona nuestra relación con la vida que vuelve a brotar después del caos.
Emblemas de libertad, rayos de esperanza, las flores representan el poder de resurgimiento y de resiliencia. Llevan en ellas el brote de la vida que prosigue contra viento y marea, a pesar de los estigmas de los períodos sombríos.
El jardín propone un recorrido de la desesperación hacia el renacimiento, de la sombra hacia la luz, con el recuerdo subyacente de las flores estandartes de los conflictos contemporáneos (amapola y aciano de la Primera Guerra Mundial) o de resistencias populares (Revolución de los Claveles, del Jazmín, etc.).
La entrada nos sumerge en un ambiente caótico y oscuro. Las flores son bajas, sombrías y resistentes a merced de un vagabundeo atormentado. Sólo unas aberturas ofrecen rayos de esperanza a un posible “después”.
Luego, de pronto, emergemos a un espacio abierto a la luz cegadora: se nos propulsa a una abundancia de flores que se levantan y saltan.
La vida se expande, portadora de paz, de delicadeza y de colores. Los rastros de los antiguos conflictos (muros en ruinas, árbol quemado, objetos oxidados abandonados, etc.) son engullidos poco a poco. Las flores se introducen entre las piedras, desbordan sobre los adoquines, cubren una antigua zanja, se emancipan de los fosos, escalan los tejados y rebotan de un macizo a otro.
Las flores toman el poder en toda su diversidad, su abundancia, su intensidad. Representan un pueblo de pie y digno que recupera su libertad, allí donde la vida sigue siendo frágil y efímera.
DISEÑADORES
Colombe PERRIN, Erell PENCREAC’H y Rozanne MORAUX, paisajistas diseñadores
FRANCIA
De izquierda a derecha: Rozanne Moraux, Colombe Perrin y Erell Pencreac’h
Las tres se titularon en la École Nationale Supérieure du Paysage de Versailles paisajistas, diseñadoras de parques y jardines en el paisaje, Colombe Perrin, Rozanne Moraux y Erell Pencreac’h descubrieron rápidamente el placer de trabajar juntas. Tas tomar la firme decisión de cambiar de vida para saciar su pasión por los jardines y dar un nuevo sentido a sus recorridos profesionales, las “Garden’s Angels”, como nos gusta llamarlas, ya tienen una larga experiencia común en la creación de jardines privados e institucionales. Impulsadas por el mismo deseo de estética y rigor, sacaron de cada una de ellas múltiples complementariedades sin perder su singularidad. Su firma común pone de manifiesto una fantasía y un frescor creativo que se añaden a la estructura, la elegancia y la poesía de sus realizaciones.
Animada por el proceso creativo y apasionada por el arte de los jardines, Colombe Perrin está convencida de la riqueza de la relación entre el Hombre y la naturaleza. Después de estudiar en la escuela de comercio y una carrera profesional en ingeniería de formación, se orientó hacia el paisaje para concebir dispositivos sensibles, auténticos y elegantes. Un acto comprometido que refleja un deseo real de mejorar el entorno de vida, íntimo y compartido, y favorecer el acercamiento del Hombre a los seres vivos. Aprendió, experimentó y adquirió práctica en la École Nationale Supérieure du Paysage de Versailles y enriqueció sus conocimientos de jardines en la École Du Breuil de París. Expresa su sensibilidad a través de sus dibujos y acuarelas, etapa indispensable de su recorrido creativo. Formada en las técnicas teatrales multidisciplinarias de la commedia dell’arte, conserva una sensibilidad particular por el cuerpo, la puesta en movimiento, las posturas y la expresión. Después de obtener su título, creó su taller donde concibe y realiza proyectos para institucionales y particulares: jardines, patios, terrazas, tejados vegetalizados, invernaderos y parques históricos. Inscribe sus proyectos de forma armoniosa y duradera en el paisaje. Se basa en lo que ya está y arraiga lo futuro con lo existente.
Desde las verdes colinas de Perche donde se instaló, Rozanne Moraux crea jardines que mezclan rigor y movimiento, estructura y delicadeza. Después de 15 años como arbitrajista en los mercados financieros internacionales, decidió retomar su pasión por la naturaleza y se matriculó en la École Nationale Supérieure du Paysage de Versailles. Una vez obtenido el título de diseñadora de parques y jardines en el paisaje, busca el trazo exacto alrededor del cual se desplegará el jardín, multiplicando los descubrimientos y las sorpresas, poniendo en escena el vegetal y el agua en espacios para recorrer o contemplar. Desarrolla sus proyectos en toda Francia.
Gran observadora y soñadora, Erell Pencreac’h alimenta su sentido de la estética con dibujos, paisajes de su infancia y sus viajes. Cultivando su creatividad y su sensibilidad siguió, sin embargo, un recorrido clásico. Después de estudiar en el Instituto de Estudios Políticos de París y una carrera en la función pública, decidió recuperar sus sueños mediante una reconversión profesional para saciar su pasión creativa y su amor por el arte de los jardines. En 2014 obtuvo el título de diseñadora de parques y jardines en el paisaje en la École Nationale Supérieure du Paysage de Versailles, donde adquirió conocimientos teóricos gracias a una formación sobre la historia de los jardines, y aptitudes operativas y del terreno gracias al enfoque y a la gestión del proyecto de diseño de parques y jardines. Desde entonces, experimenta proyectos de jardines y combina todo lo que más aprecia: el arte, la historia, el vegetal, la técnica-el espíritu, la materia y la mano. Trabajar con los seres vivos requiere flexibilidad y respeto de los lugares. Se inspira a la vez en la armonía de la naturaleza y en el movimiento de la ciudad para crear jardines y terrazas excepcionales, elegantes y vibrantes. Nada le alegra más que cuando sus comanditarios se apropian de los lugares y crean en ellos su propia historia. El jardín es un placer de la existencia, el cumplimiento de un sueño, un encuentro entre el Hombre y la naturaleza, un espacio atemporal que permite reponer fuerzas y crear. Desea ofrecer en sus creaciones, ante todo, una burbuja donde nos podamos encontrar frente a nosotros mismos, desconectados del mundo exterior, un lugar de bienestar y sosiego que deja espacio para la curiosidad y la poesía.