04. La fleur du mal
El lugar y la fecha apenas importan, porque este pueblo siempre existió. Explotando el poder de la tierra y de las plantas dado por los dioses a los hombres y a las mujeres que vivieron en estos lugares, trabajando y viajando juntos. Su viaje no está en el tiempo ni en el espacio. Su Viaje separa sus cuerpos de sus pensamientos.
Tranquilamente tumbados en las camas de madera, observando el cielo, se pone de manifiesto que la Flor del Mal es el único bien de la vida. Los aldeanos han desaparecido. Y sólo subsiste la huella de sus delirios en los techos pulverizados de sus cabañas exutorias.
Este paisaje interior compartimentado, íntimo, propone penetrar en un espacio donde no se está -a priori- invitado a entrar. Abriendo ahora sus puertas a un espacio prohibido, este jardín es el teatro abierto de una posible experiencia de inmersión en una realidad humana, sublime e ilusoria, sombría y luminosa. Esta puerta cerrada tiene como tema el uso del consumo de drogas, del abandono de uno mismo y la desaparición de una comunidad. La ausencia de reflexión sobre los efectos de estas flores genera entonces el mal de los Hombres.
El pueblo está estructurado en torno a un gran abedul de corteza blanca y hojas plateadas, alrededor del jardín central donde penetra la vegetación exuberante de los cuatro jardines periféricos y en torno a un patio pavimentado con ladrillos en espiga. Compuestos de cuatro pabellones abiertos por un lado, acogen las camas de Opio. Sobre sus techos perforados, se imprime sobre telas tensadas la Flor del Mal, que el ritmo impuesto de los rayos del sol hace aparecer y desaparecer a los ojos de los visitantes. Los cuatro jardines distintos muestran claramente el poder de las plantas en su diversidad: estimulantes neurológicos y fisiológicos, como droga blanda o droga dura. Los jardines se estudian como variaciones sobre cinco estados que experimentan los toxicómanos: la tranquilización, el cultivo, la quimera, el delirio y el abandono.
DISEÑADORES
Lynda HARRIS, paisajista, Nathan CROUZET, arquitecto urbanista, y Arthur-Louis IGNORÉ (Ali), artista urbano
FRANCIA
De izquierda a derecha: Lynda Harris, Nathan Crouzet y Arthur-Louis Ignoré
Lynda Harris es una arquitecta paisajista británica con 14 años de experiencia, 10 de los cuales en Francia. Se tituló en la Universidad de Greenwich, R.U. (Máster en Paisaje en 2002) y la Universidad de Essex, R.U. (Graduada en Sociología en 1992). Francófila desde muy joven, fue a vivir a Francia en 2005. Instalada en París, creó su estudio Lynda Harris Paysagiste en 2015.
Su amor por las plantas, el encanto de los lugares salvajes y de los jardines concebidos en armonía con su entorno impregnan su filosofía de diseño. Para ella, los jardines y las zonas verdes pueden atemperar nuestras agitadas vidas, para aportarnos calma y tranquilidad. Su objetivo es crear lugares que permitan restablecer el contacto con la naturaleza en el transcurso de las estaciones. También presta un interés muy especial al factor humano: comprender los deseos y las expectativas de los usuarios del espacio, dialogar con los arboricultores y trabajar con los artesanos para lograr de manera colegiada concebir y realizar el mejor proyecto.
Después de obtener el título de Arquitecto de Estado obtenido en la École Nationale Supérieure d’Architecture de Versailles en 2014, Nathan Crouzet también quiso obtener el título nacional de urbanismo expedido por la Faculté de Droit et de Sciences Politiques de Nantes, para enriquecer sus conocimientos sobre el hecho urbano, sobre la construcción social, cultural y política de las ciudades y los territorios. Ha trabajado en varias estructuras reconocidas internacionalmente como los estudios de arquitectura Odile Decq, Dominique Perrault y Reichen-Robert & Associés. Estas diferentes experiencias en proyectos excepcionales le han empujado a ser independiente a su vez, para construir nuevos proyectos en coherencia con sus compromisos personales, su sensibilidad, su propia visión del mundo contemporáneo y su deseo de construir para otros. En 2016, finalizó el acondicionamiento de las dos capillas laterales del coro de la Iglesia Sainte Jeanne de Chantal (París 16), dedicadas al nuevo relicario de Santa Juana de Chantal y a las nuevas pilas bautismales. Actualmente, dos vídeos-proyecciones monumentales perennes sirven para estos dos ritos específicos y forman el primer acto histórico del Arte Sacro digital cristiano.
Arthur-Louis Ignoré (Ali) es un joven artista urbano. Cuando conoció la ciudad de Rennes, donde vive desde hace 5 años, decidió pintar en la calle, más concretamente en el suelo. El dibujo no está previsto con antelación, ya se trate del tejado de la Caja de subsidios familiares de Rennes o incluso del Manhattan Bridge en Nueva York, el trazado es intuitivo y se despliega adaptándose al contexto urbano. El contraste de sus pinturas en blanco y negro está matizado por la evolución de los motivos, más o menos densos. Dispuestos simétricamente, crean una sensación de profundidad y muestran varios niveles de lectura. Sus motivos, de inspiración vegetal, se parecen a islotes de ornamentos que contrastan con la ciudad moderna.