G. Vladimir Zbynovsky
“Esprit de la pierre”
La luz y el tiempo son las nociones principales de la investigación artística de Vladimir Zbynovsky. A través de sus principios físicos, la luz le incita a una meditación existencial, generadora de obras que dan testimonio al mismo tiempo de la transformación de la materia y de la conciencia de la fugacidad humana. Desde el origen, su obra se pregunta: ¿qué es el tiempo? ¿Qué lo mueve? Preguntas que conducen naturalmente a una reflexión sobre el nacimiento de la materia. De ahí el deseo de reunir dos materiales diferentes pero que evocan el nacimiento del universo: la piedra y el vidrio, medio de luz.
Con sus primeras composiciones, Vladimir Zbynovsky pretende revelar un pasaje, el que lleva de un estado a otro. Las obras, que nacen entonces, se modelan previamente con arcilla antes de ser fundidas, moldeadas en vidrio. En la Escuela de Bellas Artes de Bratislava aprendió a considerar y respetar esta materia, utilizada desde Mesopotamia o el antiguo Egipto. Con ella, utiliza una práctica milenaria que se ha adaptado a las geografías y a los avances técnicos de las sucesivas sociedades. Aunque trabajadas por la luz, sus creaciones son académicas, calificativo que les dará más adelante.
Fue entonces cuando un afortunado incidente llevó a Vladimir Zbynovsky a seguir una vía alternativa. Mirando dentro del horno, observó un ligero desbordamiento de vidrio, que dio lugar espontáneamente a una forma adornada de una pureza inesperada. Interesado por este regalo del azar, el artista lo vio como una incitación a una expresión más minimalista, más directa. Entonces nacieron bloques de vidrio rectangulares que se ajustaban a la piedra. Con el vidrio, la escultura de piedra desarrolla una cuarta dimensión e interpela al artista, que se pregunta por la naturaleza de esta última. ¿Depende del tiempo o del espacio? Esa es la cuestión. El vidrio se erige como umbral, como portal. Se convierte en un lugar de paso, el resultado de una transformación.
“¿Cómo enfrentarse a la cegadora proximidad de lo real? Vladimir Zbynovsky propone esculturas en las que corresponde a la piedra y al vidrio encarnar la tensión constante que anima esta problemática contemporánea, al más alto nivel artístico. El planteamiento del escultor consiste en elegir el vidrio óptico para iluminar la piedra con una claridad similar, y, a través de él, permitir -siguiendo la línea de siglos de investigaciones eruditas- el conocimiento de la materia, del fenómeno luminoso y de un cierto horizonte del mundo que vemos perfilarse en obras de arte como éstas...”, afirma la poetisa Chantal Golovine.
Obtenido por la fusión de una arena silícea con carbonato de sodio o de potasio, el vidrio es, por así decirlo, una mutación de la roca, un movimiento de la materia piedra, que puede llenarse de luz. A Vladimir Zbynovsky le encanta la idea de trabajar al mismo tiempo lo material y lo inmaterial, tener la impresión de tocar otras espacialidades. Para él, el vidrio no es un material tranquilo. Procede de una acción de fijación. Allí donde el hombre construye con bases sólidas para marcar su tiempo, permanecer más allá de su propia finitud, Vladimir Zbynovsky medita con el vidrio sobre la fragilidad del ser humano y su siempre insaciable deseo de retener el tiempo. En una toma de conciencia progresiva, utiliza la materia depurando las formas y aprendiendo a tener paciencia para acercarse a la sencillez, lo esencial.
Sus obras, con títulos evocadores, revelan una búsqueda de la materia en los confines de lo espiritual. Recuerdan que el universo tiene una vida propia no condicionada por la aparición o desaparición de los seres humanos, que la vida es un principio más amplio que a lo que lo reducimos, que la luz es una energía vital sin parangón. El artista utiliza todos los subterfugios de su arte para transformar sus esculturas en puntos de paso de una dimensión a otra, como altares que conectan el mundo terrenal con un más allá. Así, nadie se sorprendió cuando se le confió la realización de un nuevo altar para la basílica de Saint-Denis. La luz llama a la luz.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
Vladimir Zbynovsky nació en Checoslovaquia en 1964 y es escultor. Dotado para el dibujo, de entrada se decantó por estudios universitarios artísticos. A los quince años aprendió a tallar piedra en la Escuela secundaria de artes aplicadas de Bratislava, antes de ser admitido en la Escuela Superior de Bellas Artes de la ciudad, donde se especializó en el trabajo del vidrio, en consonancia con la tradición vidriera de su país. En 1991 obtuvo su título de escultor y dos años después se instaló en Francia.
Desde 1993, crea esculturas combinando piedra y vidrio. Una forma de vidrio, realizada por moldeado, se corta, se pule y después se dispone y se tensa con piedras apenas trabajadas. Unidos por su origen mineral, los dos materiales entran en “fusión” para revelar de forma singular la energía de la tierra. Con sus obras, Vladimir Zbynovsky reflexiona sobre la propensión del ser humano a crear, que pone en paralelo con el proceso de creación del universo.
A través de hábiles etapas técnicas de moldeado y termoformado, el artista adapta el vidrio a la piedra, explorando formas-umbrales que cobran vida en la luz, al mismo tiempo que cuestiona las nociones de tiempo, memoria y percepción. En 2003, para los Verriales de la Galerie Internationale du Verre de Biot, creó Sphère (Esfera) en cuyo interior está atrapada una materia invisible, una especie de vacío cósmico. El ojo improbable de la piedra se abre a una dimensión desconocida. Le siguieron diferentes series como Capteur (Captador) y Aura de la pierre (Aura de la piedra).
El punto culminante se alcanzó con la realización del altar de la basílica de Saint-Denis, inaugurado en 2018, que retoma el principio creativo del artista pero en unas dimensiones excepcionales con una obra de vidrio con un peso de 1.400 kg, que requirió 3 meses de enfriamiento. Con esta realización, Vladimir Zbynovsky extiende su reflexión a lo sagrado. Inscribiéndose en la idea de transmisión de la luz (física y espiritual), desarrollada desde la construcción del edificio por la presencia de vidrieras (nacimiento del arte gótico), el artista asocia más que nunca la piedra a una matriz fundamental y el vidrio a la luz, fenómeno necesario para todos los elementos de la vida en la Tierra.
Vladimir Zbynovsky está representada por la Galerie Capazza, Francia.