14. Bob Verschueren
"Le clan des voltigeurs"
Bob Verschueren utiliza los elementos de la naturaleza como medio de expresión. A partir de plantas procedentes del lugar ocupado, transforma árboles, ramas, hojas, etc. en espectaculares esculturas que evocan al mismo tiempo el esplendor y la decadencia de todos los seres vivos. Cada pieza pretende reflexionar a la vez sobre el ser humano, su vida, su muerte, y sobre el vínculo que mantiene con su entorno natural. “Cada una tiene valor de metáfora y no de símbolo. No quiero encasillar mis instalaciones en lecturas obligadas, unívocas. Prefiero mantenerlas abiertas a la lectura de cada uno, con su propia sensibilidad, sus propias experiencias. Intento que tengan un carácter de evento. Cuando una instalación entra en resonancia con el lugar que la alberga, entontes se plantea como una evidencia, estableciendo una tensión entre lo intemporal de la propuesta y su carácter efímero”, precisa el artista.
En medio del sotobosque, una especie de serpiente emerge del tocón de un árbol. Ondula entre los árboles circundantes y termina su recorrido hundiéndose con un último salto en el suelo. Chemin de vie (Camino de vida), evoca el destino del árbol, que procede de la tierra y vuelve a la tierra. Bob Verschueren interviene en el Dominio de Chaumont-sur-Loire desde 2010. En aquella época, dos árboles desarraigados se superpusieron en el pediluvio del Patio de la Granja (Réflexions - Reflexiones) mientras que un trono gigante de madera y hojas se expuso en el Granero de las Abejas (Le règne végétal - El reino vegetal) y una instalación, en la Galería del Henil (L’Enjeu - El reto), invitaba a reflexionar sobre la propensión del ser humano a destruir. “Mis instalaciones no contienen mensajes. Evocan mis cuestionamientos sobre las relaciones antinómicas entre la vida y la muerte, la creación y la destrucción, sobre el lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza y las relaciones entre ética y estética”.
Para realizar sus instalaciones, Bob Verschueren recoge, recolecta, clasifica y ensambla elementos del espacio circundante. El artista trabaja exclusivamente con plantas y realiza instalaciones in situ que tienen en cuenta la historia del lugar y la arquitectura que las recibe. La naturaleza frágil y perecedera de los materiales que utiliza le obliga a negociar constantemente con la naturaleza. Las propiedades de los materiales inducen un proceso experimental de trabajo que el artista aprueba cuestionando a menudo el proyecto inicial. “Necesito un poco de incertidumbre, una oportunidad de sorprenderme. Trabajar con los elementos de la naturaleza excluye el riesgo de dominarlo todo, de aburrirse.”
Continuando una investigación sobre la noción de transitoriedad, a Bob Verschueren le interesa especialmente la metamorfosis y la degradación de la vida vegetal. De hecho, sus obras no siempre están diseñadas para durar, sino que a menudo viven lo que dura una exposición, antes de desaparecer. Esta intención la comparte inmediatamente con el visitante, incitándole a fijar su mirada en lo que hoy es y mañana ya no será: “Un barrido como / una ráfaga de viento. / Todo desaparece / para siempre / pero perdura en nuestros recuerdos”. Alabanza, si es que tal cosa existe, del aquí y ahora. “En la inmensa mayoría de los casos, los materiales utilizados son residuos. El paso del estatus de ‘naturaleza’ al de ‘basura’ es uno de los puntos centrales de mis reflexiones. Considero toda mi obra como una especie de recorrido iniciático, donde la naturaleza me da auténticas lecciones de filosofía, lecciones de vida”.
Esta nueva instalación en el Dominio reúne, en la “cima” de tres ramas erigidas verticalmente como un ramo, 250 paralelepípedos, la mayoría de ellos cajas nido para vencejos, especie escasa en vías de extinción.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
Artista belga conocido y expuesto en todo el mundo, autor de numerosas exposiciones y cuya obra es objeto de muchos catálogos, Bob Verschueren pertenece al movimiento vegetal, representado entre otros por Nils-Udo y Andy Goldsworthy, que da continuación al Land Art. Instalaciones en el interior o el exterior, wind painting, light painting, fitograbados, trabajos secuenciales donde el tiempo actúa sobre materiales perecederos, el artista mantiene una relación muy estrecha con la naturaleza y la materia, con el tiempo y el espacio. Su práctica artística se une a una reflexión ecológica y filosófica que le confiere una gran coherencia. Sus intervenciones en diversos lugares (estaciones de tren, iglesias, museos, zonas industriales abandonadas, galerías de arte o en plena naturaleza) que ponen en escena hojas, ramas, tocones, musgos, verduras, setas, posos de café, espigas de trigo, macetas de terracota, harina, pigmentos naturales, piedras o guijarros, cuentan historias tan apasionantes como efímeras, llenas de una extraña belleza y de fuerza.
Bob Verschueren nació en 1945 en Etterbeek, Bélgica y es un artista plástico autodidacta. Comenzó su carrera artística a finales de los años 1960 con la práctica de la pintura. En 1978 se orientó hacia el Land Art realizando wind paintings, pigmentos naturales esparcidos al viento en el paisaje y light paintings, técnica fotográfica que permite fijar la luz desplazando una fuente luminosa delante del objetivo. A partir de los años 1980, decidió utilizar exclusivamente materiales naturales, y en particular plantas. Desde entonces, ha realizado más de 300 instalaciones en Europa y el resto del mundo.
En cada una de sus obras, Bob Verschueren se asegura de que la arquitectura del lugar, la naturaleza y el material elegidos estén en perfecta armonía. Desplazados de su entorno natural, la mayoría de los elementos recogidos están condenados a la descomposición. Cuestiona así constantemente el indefectible vínculo que existe entre la vida y la muerte. También explora otros campos como el sonido (Catalogue de plantes - Catálogo de plantas), iniciado en 1995), el grabado (Phytogravures - Fitograbados), comenzados en 1999), la fotografía y los frottages. Un descampado, un bosque o un lugar de exposiciones se convierten para él en otros tantos espacios de experimentación.
Varias de sus obras más recientes son perennes. Por ejemplo, en Bruselas, en la Maison d’Érasme y en el Jardin des Visitandines, dos instalaciones se han pensado como llamadas a la meditación dentro de la ciudad. Invitado en varias ocasiones por el recorrido artístico francés Annecy paysages, Bob Verschueren ha realizado varias piezas, tres de las cuales pueden verse durante todo el año y dan testimonio de los recientes desarrollos de la obra. Compuesta por 10 árboles ensamblados de dos en dos y plantados en el suelo, con las raíces al aire, La Haie d’honneur (La Guardia de honor) atraviesa un camino de los Jardins de l’Europe. La obra es un homenaje a los árboles muertos y una invitación a los habitantes de las ciudades a celebrar la naturaleza. Por su parte, L’Arbre pourfendu (El árbol demediado) hace alusión a la profundidad de los relatos filosóficos de Italo Calvino (Le Vicomte pourfendu - El vizconde demediado), un autor muy apreciado por Bob Verschueren. Un tronco desnudo es atravesado por un joven y delicado árbol. ¿Es una disputa renovada entre los antiguos y los modernos? Al surrealismo de la escena, el artista añade la odisea de las batallas mitológicas en las que los árboles, al igual que los seres humanos, se miden entre sí. La tercera, Implantations (Implantaciones), es una arquitectura extraordinaria, una especie de pueblo encaramado para pájaros, un árbol cuyas ramas sostienen casitas apretadas unas contra otras. El artista trata a los pájaros como si fueran una comunidad humana y les ofrece una ciudad utópica y mágica.
Bob Verschueren es miembro de la Académie Royale de Belgique en la sección Artes.