Temporada 2021-2022:
Chaumont-Photo-sur-Loire

Esta cuarta edición de Chaumont-Photo-sur-Loire reúne a cinco artistas o dúos de artistas, unidos por su emoción ante el paisaje y en continua observación según la bella fórmula de François Cheng, «ojo abierto y corazón palpitante», para que este paisaje sea admirado sin reservas por su esplendor o contemplado en toda la complejidad de una belleza herida por la acción del hombre.

Varias de estas imágenes son «clásicos», que forman parte de la historia de la fotografía. Otras reservan al espectador sorpresas, que le intrigarán y que, tal vez, le seducirán. El equilibrio se alcanza entre la seriedad y la ligereza, la pesadez y la gracia. Porque aquí, además de la belleza sublime, también se trata de la gravedad y la pesadez. Una muestra contemporánea dedicada al paisaje no puede pasar por alto la cuestión del desastre ecológico. El público del Domaine es consciente del compromiso de la institución con la reflexión sobre el desarrollo sostenible mediante temas importantes y actuales como el regreso a la madre tierra (2020) y el biomimetismo (2021). La fotografía se ha relacionado históricamente con la documentación de nuestro mundo. Ser fotógrafo significa mantener los ojos bien abiertos en cualquier circunstancia. Sin embargo, quien mantiene en la actualidad los ojos abiertos se enfrenta a dos extremos: por un lado, la belleza del mundo que siempre está ahí, con su fuerza intacta y, por otro lado, el horror de los daños irreversibles infligidos por las actividades humanas al medio ambiente. La francesa Tania Mouraud y el canadiense Edward Burtynsky han elegido contemplar estos dos polos antagónicos, que caracterizan a nuestro mundo en la misma medida, con una sola mirada. Ambos artistas presentan unas series que tienen como tema paisajes expoliados, cuyas imágenes, sin embargo, son de una belleza sublime, casi pictórica. No se trata de una fascinación malsana, sino todo lo contrario: la virtud de estas imágenes, su ardiente belleza, es conmover a nuestro fuero interno más íntimo y sensible.

Con el terrible contexto de los recientes acontecimientos de Afganistán y como recuerdo de la desaparición de los Budas de Bâmiyân, las imágenes inéditas de Pascal Convert, que muestran, no la magnífica pared rocosa y sus esculturas perdidas para siempre (presentadas en el Louvre-Lens y en el Musée Guimet), sino lo que veían los budas y lo que se percibía de las cuevas, nos han parecido algo obvio. Estas fotografías, impregnadas de una emoción ahora intensificada, permiten contemplar los magníficos paisajes vistos desde el acantilado de los Budas a través del marco de piedra caliza de estos cientos de cuevas modeladas por la mano del hombre.

Como escribe en L’Œil esthétique Jacques Rancière, también autor de un ensayo reciente en forma de diálogo con la serie de Raymond Depardon presentada, La ferme du Garet: «No hay revuelta contra lo intolerable que no pase por la satisfacción de una mirada estéticamente formada». Más intimista, La ferme du Garet nos ofrece en esta selección una preciosa inmersión en la obra de uno de los más grandes fotógrafos y documentalistas franceses. La voz baja y la mirada se frunce ante estas imágenes de una granja, testimonio tanto del paso del tiempo a escala del territorio y de su desarrollo, como de la vida de un hombre y de una familia. Durante la contemplación, también reflexionamos sobre qué vincula a las personas con su entorno y sobre cómo se puede dañar o preservar este vínculo.

Finalmente, el dúo de fotógrafos franceses, Clark y Pougnaud, aportan su mirada llena de fantasía, no carente de profundidad, al idílico paisaje que alguna vez fue su Eden, contemplado con un contagioso fervor creativo.

Cinco universos con múltiples ecos, que nos atrapan tanto mediante la emoción como con la reflexión. Saldremos más lúcidos y soñadores que nunca, porque nos parece bien, como escribe el poeta Reverdy en «Le bonheur des mots» (La liberté des mers, 1950), que «el futuro sea más cercano, más flexible y más tentador», puesto que presenta riesgos y amenazas, pero también porque hoy mismo podemos maravillarnos y actuar.