Kôichi Kurita
"Terres de Loire"
La materia prima de las obras de Kôichi Kurita es la tierra: recogida, inventariada, secada, depurada de residuos orgánicos, triturada y, en ocasiones, tamizada, pero nunca clasificada. De esta diversidad nacen ensamblajes de colores y geometrías variables.
Kôichi Kurita, nacido en Yamanashi, en el centro de la isla de Honshu inició su proyecto Bibliothèque de terres a principios de la década de 1990. Antes de esto, viajó de mochilero por Asia, experimentando el placer de caminar, descubrir y observar. Al volver a Japón, se dio cuenta de que, a pesar de haber aprendido mucho sobre otras culturas, no conocía profundamente su propio país. Esta reflexión le impulsó a actuar examinando atentamente su entorno, centrándose especialmente en el suelo. Entonces comenzó a recolectar tierra y estableció un etiquetado especial para vincular cada extracto de tierra con su lugar de origen.
Después de recolectar decenas de miles de muestras en Japón, a partir de 2004 Kôichi Kurita recorrió las tierras francesas. Kôichi Kurita, un explorador obsesivo y un sabio, busca cambiar nuestra perspectiva sobre nuestra tierra, tanto en términos de su historia, agricultura y cultura como de las vidas que la habitan y la animan. Su enfoque consiste en recoger diariamente muestras allí donde se encuentre para así testimoniar la diversidad de nuestro planeta. Este elemento orgánico y nutritivo contiene polvo de rocas, fragmentos de animales, vegetales, seres humanos, etc. Una tierra que conserva huellas y cambios relacionados con nuestra evolución. Cada muestra se considera un testimonio de una historia que nos sobrepasa, mezclando las edades más remotas con nuestra época contemporánea. «Un breve momento frente a una obra es suficiente para percibir de un solo vistazo toda la duración transcurrida desde la creación del mundo», afirma el artista japonés, cuyas creaciones en residencia contribuyen a expandir su Bibliothèque de terres, una utopía concreta que transmite un mensaje de crucial importancia a escala mundial.
Como invitado de la nueva Temporada de arte del Dominio, Kôichi Kurita ha elegido ocupar la Torre de Diana, en los sótanos del Castillo. La instalación de cientos de frascos de vidrio llenos de tierra marca una nueva etapa en su exploración. Según él, «toda forma de vida es parte de un mismo todo. Cada puñado de tierra me recuerda que no soy más que un pequeño trozo de un conjunto más grande, llamado naturaleza. Me enseña humildad».
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
Nacido en 1962, el artista japonés trabaja en Francia desde 2004, dedicado a su curiosa colección: su Bibliothèque de terres. Desde la perspectiva del arte como medio para conectar al ser humano con su entorno natural, Kurita ofrece a los visitantes una verdadera «experiencia» territorial, haciéndoles sentir la diversidad y la historia de un lugar. El artista autodidacta quiere que su obra pueda ser accesible a todos. Esta ambición lo convierte en una formidable herramienta para sensibilizar sobre la cultura y los paisajes. Su enfoque humilde e inmediatamente perceptible hace que su trabajo sea accesible y propenso a ofrecer pistas de reflexión para todos. Esta obra es un llamamiento, no solo a los habitantes de cuyos suelos se ha recolectado la tierra, sino también a públicos externos, para que analicen con benevolencia lo que la naturaleza puede tener de cultural y la urgencia de preservarla. Con reconocimiento internacional, Kôichi Kurita ha sido objeto de numerosas exposiciones en instituciones de gran prestigio como el Grand Palais de París y en el Castillo de Chambord.